Tener una némesis exige un nivel de relación muy profundo. Has de conocer a tu enemigo y valorar constantemente qué es lo que sabe él. ¿Y qué sé yo?

Thufir Hawat (100 075 AG - dentro de muy poco AG), el famoso maestro de asesinos, ejemplo de los mentat, codiciado por todo el Imperio (por aquellos satisfechos con el modelo básico). Principal consejero del duque Leto durante la transición de poder en Arrakis. Aun así, a pesar de todo eso, Hawat fue incapaz de prever nuestros planes de eliminar a los Atreides, mi golpe maestro de romper el Condicionamiento Imperial de un doctor suk. Fue mi querida dama Jessica quien lo averiguó.

Conozco un millar de cosas más sobre Thufir Hawat. Calculo que un tercio de eso es desinformación transmitida a propósito por Hawat; y yo le ofrezco las mismas ficciones divertidas.

Lo que no sé es cómo llegó Hawat a servir a los duques Atreides. Ha servido a la familia durante al menos tres generaciones. Tengo una historia que dice que fue un premio otorgado por una facción misteriosa; otra que afirma que lleva sirviendo a la familia desde hace muchísimo tiempo; y alguna que asegura que lo enviaron a asesinar a un duque anterior y que su objetivo se quedó tan impresionado que decidió darle trabajo.

Tengo muchas historias más. ¿Cuál de ellas es cierta, si es que alguna lo es? Y, de ser alguna cierta, ¿qué es lo que me enseña esto sobre mi némesis?

La Guerra de Asesinos es muy cara. Algunos costes se pueden calcular: dinero, recursos, vidas, materiales, equipo militar, etcétera. Otros, en cambio, son más difíciles de computar. Los Atreides pagan muy bien, no solo con su moralidad, sino también con su identidad. El honor que brilla en Caladan se oxida al verse expuesto a estos longevos embustes. Aunque ganen, ¿qué quedará de ellos?

He de avanzar. He de determinar mis movimientos en tableros de juego aún más lejanos.

Lo que necesita la casa Atreides para sobrevivir y ganar es tener ventaja. He de ofrecerles una ventaja que tenga influencia a nivel imperial. Hay iniciativas ocultas en este planeta (en la órbita del conde Fenring, en los misterios de la caída Carthag, en el cargamento oculto de ciertas naves estrelladas) que tienen un ligero aroma a lo que busco. Me desharé de ellas como si fuese un sabueso enloquecido.