Mi padre me reprendió por ser imprudente, pero tomé todas las precauciones posibles. Me hice pasar por integrante de la secta y me escaqueé mientras el resto de los Maas Kharet estaban sumidos en el clímax de su rito profano. La curiosidad me llevó a tener unas ganas enormes de ver la conclusión del mismo; mi padre nunca sabrá el ejercicio de autocontrol que hice esta noche.

Para un lego o un agitador Harkonnen, los Maas Kharet no son más que otro tipo de fremen, gente extraña que lleva a cabo rituales entre las dunas. Podría destacar un millar de detalles sutiles que indican que tan solo son una secta de locos que se visten como fremen, pero me centraré únicamente en el aspecto más evidente, algo que incluso el observador más obtuso podría notar.

Los Maas Kharet les rezan a los gusanos y hacen sacrificios de agua (robada de los transportistas de agua o de los fluidos corporales de pobres buscadores desafortunados) en nombre de Shai-hulud, el avatar elegido por su dios «fremen». Para los auténticos fremen, semejante sacrificio sería una perversión espiritual del sagrado ritual del Agua de Vida; o al menos, sería un desperdicio imperdonable.

Alabemos al Gusano Tirano. ¡Yah! Alabemos a Shai-hulud y su abundancia. Que vuestros fluidos lo honren. ¡Yah, Shai-hulud! ¡Yah! Que el Gusano Tirano te bendiga. Que todos perdamos nuestras dudas y que nos libren de los venenos de una sociedad enferma.

En los golfos del espacio, en el fuego de su estómago, en las bobinas de la providencia, hagamos sacrificios a cambio de sabiduría. Y así ha sido, oh, Gusano Tirano. ¡Shai-hulud!

Alabemos a la Sayaadina Nahla, faraute de gran sabiduría a quien se le ha de contar todo. Alabemos a la Sayaadina Nahla, quien traduce los sagrados temblores de Shai-hulud. ¡Oh, Sayyadina, quien nos trae una extraña alegría!

¡Derramamos nuestra agua! Honramos al Gusano Tirano. ¡Los novatos renuncian a su agua!

La salvación se haya en su estómago. ¡La salvación se encuentra en su interior!

¡Yah, Shai-Hulud!

¡Yah! ¡Yah!

Me he convertido en Sayyadina de los Maas Kharet. Así es como debe ser, puesto que yo di forma a sus creencias. Originalmente, lo hacía a través de Albion Moushav, pero, cuando este murió, di un paso al frente. Tal y como debía ser.

Me ordenaron que encontrase a los fremen. Me ordenaron despertar al durmiente. Cuando no pude encontrar a los fremen, opté por la siguiente mejor opción: crear mis propios fremen mejorados. Yo soy su profeta. No necesito su fe; me basta con dar forma a sus creencias. Crearé mi propio despertar. Completaré mi labor a mi manera.

Soy Sayyadina.

Doy forma a sus creencias.

Sus creencias dan forma a la realidad.