ID: 18
Brecha de Vermilius
icon Libro del Códice

Conversación entre integrantes del kirab oída por casualidad
Como vuelvas a reírte de mí, te apuñalo en los pulmones. Los kirab deberían estar unidos. ¡Y lo digo en serio! Podríamos hacernos con el control de la Brecha de Vermilius.

¿Ves este puñado de arena? Dicen que es rojo por el alto contenido en hierro oxidado, pero yo sé que no es así en realidad. Es rojo porque está empapado en la sangre de este lugar. Mira a los fremen. Antes hacían por aquí sus cosas de paganos y sus estupideces, hasta que los Sardaukar llegaron y les exprimieron las entrañas.

Luego, esos demonios de la casa Nehtalos se aprovecharon y empezaron a extraer hierro. Pero intentaron abarcar demasiado. Los saqueadores y los bandidos conseguimos hacernos con los beneficios de entre las ruinas de sus exacerbados planes, pues la arena se ha bebido su sangre.

Después, la Guerra de Asesinos. Más sangre. ¡El caos y las oportunidades! Les echamos el guante a todas esas plataformas de minería. Tenemos la oportunidad de conseguir algo aún mejor. Pero ¿qué hacemos en lugar de eso? Nos desperdigamos como escarabajos ante la más mínima presión. Se ríen de los kirab, pero nunca nos han visto atacarlos unidos. Nadie lo ha hecho.

La arena está sedienta. De nosotros depende que sea nuestra sangre o la de otros la que sacie esa sed.
Del diario de Ariste Atreides
He llegado a la triste región de Mirzabah. Entre las robustas chimeneas de roca y columnas del desierto rojo, se alza un gigantesco pilar tallado por la erosión para parecerse a un martillo gigantesco. Las características de la piedra casan a la perfección con la idea del Mirzabah de los Zensunni, el martillo de hierro con el que se golpea a los muertos si no responden satisfactoriamente a las preguntas que se les formulan antes de entrar al paraíso.

Este afloramiento rocoso se convirtió en un destino de peregrinación muy importante para los Zensunni y, luego, para los fremen, quienes reflexionaban sobre la eternidad y las preguntas necesarias para llegar al paraíso. La violencia de los Sardaukar acabó con esta antigua tradición.

Los kirab no tardaron en llegar al lugar. Ahora, esta tierra sagrada recibe el nombre de Suk Alusus, un mercado de ladrones. Me han dicho que esas sabandijas se reúnen allí gracias a una tradición llamada la «Paz del Mercado». Los enfrentamientos, el robo y el asesinato están prohibidos en el interior.

Es por ello que Mirzabah ha pasado de ser un lugar sagrado, en el que resonaban las oraciones de la gente libre, a una guarida de ladrones, un bazar en el que se vende lo que los desamparados han robado a los también desamparados.


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