Arrakeen sigue teniendo cicatrices de aquella batalla inicial de hace tantos años. Conseguimos expulsar a los Harkonnen y a los Sardaukar, pero por muy poco. Gran parte de la ciudad aún sigue en ruinas.

No obstante, Arrakeen no ha dejado de ser la sede del gobierno del duque Leto. La casa Harkonnen intenta hacer la competencia con la construcción en curso de su propia capital, una desgracia chabacana llamada Neo-Carthag.

Nuestra ciudad devastada por la guerra ha empezado a experimentar una mayor afluencia de refugiados que escapan de los estragos de la Guerra de Asesinos. Nuestras fuerzas no son suficientes para encontrar a todos los espías y los saboteadores. En lugar de quedar agotados intentando imponer un orden imposible, tendremos que permitir un nivel de caos aceptable y tenerlo en cuenta en nuestros cálculos y nuestros planes.

He identificado a varios espías Harkonnen. En lugar eliminarlos, lo que hacía que Piter de Vries enviase a más agentes desconocidos, dejaremos que crean que tienen la sartén por el mango. Les daremos a esos espías la información que queramos que tengan los Harkonnen en cada momento.