A quienes corresponda:
No voy a repasar los detalles de la mala praxis del teniente Tighe Skorda, puesto que estos han sido narrados de forma excelsa y pormenorizada a lo largo de este proceso judicial formal. En vez de eso, quiero centrarme en la figura del acusado. Su lealtad en el pasado y su conducta reciente son cosas diferentes, y una no invalida la otra. Sin embargo, espero que un vistazo a su pasado aporte un poco de contexto que podría ser útil para la situación actual.

El teniente Skorda ha servido con honores. Ha mantenido su juramento a mi casa y mi familia, y pagó con su propia sangre por dicha fidelidad. Las cicatrices de su cuerpo son un documento tan legítimo como cualquier informe legal. Para mí, esa lealtad es sagrada y les pido que lo tengan en consideración a la hora de juzgar al teniente Tighe Skorda con justicia.

Con la mejor de las voluntades,

Duque Leto Atreides

El universo conoce a Leto Atreides como duque, un gobernante imparcial y compasivo que goza de gran popularidad entre las casas del Landsraad, hasta el punto de despertar las envidias de las jerarquías de poder más elevadas y peligrosas. Yo, en cambio, también lo conozco como padre. Últimamente, he estado pensando mucho en dos cosas concretas que me dijo.

Durante la época tumultuosa justo antes de que llegásemos a Arrakis, me dijo: «Las personas necesitan nuevas experiencias. Es algo que les aviva algo en el interior y les permite crecer. Sin cambio, algo se queda dormido en nuestro interior y rara vez vuelve a despertarse. Hay que despertar al durmiente».

Cuando yo era mucho más joven y sufría por culpa de un terror mundano, me dijo: «Cuando has explorado un miedo, se vuelve menos aterrador. Parte del valor se obtiene ampliando nuestro conocimiento».

Esto me ha puesto en una senda que sigo recorriendo: la de la búsqueda de conocimiento, uno tan grande que podría anular todos los miedos.