Líbrame de esto. Líbrame de esto. Como fruta madura... Yo...

Aquí el teniente Alexander Sportag de la tripulación de la Kytheria. El soldado raso Eckles está... Él... Cuando cayó la nave, él y yo nos separamos del capitán Chloros y de los demás. Nos refugiamos entre los restos. Al principio, experimentamos... cierta euforia. Vi cómo un burro se acercaba para hablar conmigo por la noche.

Después, Eckles empezó a sangrar por los ojos. Más tarde, lo hizo por todas partes. El tercer día... le cogí la mano. La piel se le separó del cuerpo como si fuese un guante. Al día siguiente, terminé con su sufrimiento. Tenía la cabeza blanda como fruta madura. No he dejado de frotarme las manos. No soy capaz de olvidar la sensación.

Eckles es poco más que un charco de sangre. Ahora. Ahora... Yo he empezado a sangrar por los ojos. Oigo los quejidos de Eckles. Dile a ese charco de sangre que cierre la boca.

Líbrame de esto.

Las cosas no tendrían que haber sido así. Se suponía que Katrina no iba a resultar herida, que nadie iba a resultar herido. Iban a ser mis ahorros, el dinero de mi jubilación, mi puerta de escape de esta vida. Pero todo ha salido mal. Encontramos el recipiente cuando liberamos Ix. Nuestro propio alijo de especia. Solo teníamos que colarlo en el planeta, venderlo y disfrutar de los beneficios.

Pero todo salió mal.

¿Qué es esa cosa? ¿Una calamidad accidental o hecha a propósito? Algo olía a podrido en Ix.

Malditas sean las casas y su guerra. Da igual en qué bando estés o quién gane, el pueblo siempre pierde. Dicen que soy un traidor, pero cumplí con mi deber. Hice lo que tenía que hacer y apechugué con todo. Malditos sean los barones. Malditos sean los duques. Maldito sea el emperador. Estoy harto de exprimir piedras para sacar algo de sangre. A quien tendríamos que estar exprimiendo es a ellos.