Como ya he dicho, quiero cooperar en todo lo posible. Soy experta en el Arrakis antiguo y estaba borracha como una cuba alardeando de mis conocimientos ante quien no debía.

Cuando desperté, vi que me habían raptado unos bandidos y me habían llevado a una antigua estación experimental. Esos rufianes querían valerse de mi saber para saquear el lugar. He de admitir que el temor se convirtió en curiosidad.

¿Acaso hay un rompecabezas más tentador que una estación experimental ecológica imperial del desierto? Una instalación aún funcional del Viejo Imperio, de antes de los mentat, de antes de la Gran Convención. ¡Imagínese usted! Son cápsulas del tiempo rebosantes de antiguas maravillas científicas.

Les dije cuanto pude y me dejaron en la antecámara. Oí sonidos de emoción y codicia. Luego, sonidos de sorpresa y asombro. Después, sonidos que podría calificar como gritos a falta de un término adecuado. La fascinación y el horror tan solo están separados por una finísima membrana. Me fui de la estación, cerré la puerta y salí corriendo al mortífero sol. Me encontraron de pura chiripa.